La importancia del VINCULO TEMPRANO

 

 Durante los primeros  meses de vida, el bebé tiene los rudimentos de un lenguaje de amor. Es el lenguaje del abrazo, de la mirada, de la sonrisa, de las comunicaciones de placer y molestia. Este es el vocabulario amoroso antes de que se pueda hablar de amor.

 

Inmediatamente después de nacido, el bebé tiene un período muy sensible de alerta que dura aproximadamente una hora y que permite iniciar el vínculo afectivo temprano con su madre. Si se cuenta con una madre alerta y despierta a la que se le permite sostener a su bebé en los brazos para darle la bienvenida, acariciarlo y manifestarle su amor, se aprovecha este período de sensibilidad inicial para el establecimiento de este fundamental requisito en la relación madre-hijo: el apego. Después de este período, el vínculo puede aún integrarse, pero es más difícil.

 

El contacto visual es muy intenso; la madre mira al bebé y éste le regresa la mirada. La madre automáticamente cambia el tono de su voz. Esta comunicación entre la madre y su hijo no es solamente sonora sino que incluye también movimiento: así el bebé se mueve en sincronía con las palabras de su madre en una especie de danza. El bebé no responde de igual manera a otros sonidos distintos al lenguaje.
Esta interacción entre la madre y el hijo inmediatamente después del nacimiento no es solo satisfactoria para ambos, sino que también es fisiológicamente necesaria.

 

 Lo más importante, es la existencia de un “dialogo” muy particular de intercambio de mensajes, de demandas y respuestas. Dialogo particular porque en estos primeros tiempos de la vida de un ser humano, esta comunicación se efectúa a través de la tonicidad muscular, de la mirada o contacto visual entre ambos, de las expresiones vocales (llanto, gorjeo, etc.),del tacto, la postura.
Y si bien estas expresiones pasan como desapercibidas y obvias en lo natural de ese vínculo entre padres y bebés, contienen todo el potencial del inicio de todo vínculo posterior.
En el momento que una madre toma en brazos a su recién nacido, lo toca, le habla, lo acaricia, lo mira y brinda su calor, son desde un principio otros tantos estímulos vinculares que ya el recibe y que el también podrá responder.

 

La descodificación de los mensajes y señales que envía el niño lo incluye en una historia familiar que otorga sentido a eso que el “dice, ratificando ese lugar de ser alguien para alguien.

 

Algo tan trascendente en la vida de un ser humano es lo que transcurre de lo más naturalmente cuando alguien elige ese nombre para un hijo, cuando la mama lo amamanta o lo calma porque llora, o cuando el papá dice que no quiere esa comida “porque ya tiene mi carácter”. es allí donde se va filtrando la particularidad de ese vinculo esencial y que constituye la base de todas las futuras interacciones.

 

Fomentar el inicio del vínculo materno-infantil inmediatamente después del nacimiento, ayuda a una apertura hacia la conducta maternal que se organiza durante la experiencia del parto y se consolida por la presencia del bebé.

 

El  recién nacido desencadena el mismo repertorio de comportamientos afectivos en el padre que en la madre: también el padre hace ruiditos, contempla a su hijo, le habla y sonríe con naturalidad. Si se le da oportunidad, el hombre puede ser tan "maternal" como la mujer, protector, generoso, estimulante, receptivo a las necesidades de su hijo y cuidadoso.
La confianza en sí mismo y la imagen de sí mismo del niño, serán resultado de todos los mensajes que recibe de sus padres. Si esto ocurre a través de las caricias y abrazos de su madre, del juego físico del padre, o viceversa, no importa en realidad: lo importante es que en conjunto recibe de sus padres los estímulos que lo llevan a ser él mismo.

 

   El contacto que el niño establezca con su madre los primeros meses de vida son claves para su desarrollo psíquico posterior. Esta primera relación con 'otro' va a determinar de qué manera el sujeto se va a vincular con las personas y con las cosas el resto de su vida.

 

A través del masaje proporcionamos a los padres un tiempo para familiarizarse con el lenguaje corporal de su hijo.

 

El  masaje infantil ayuda a intensificar la unión iniciada en el momento de nacer. El niño aprende a disfrutar de la comodidad agradable de la seguridad de amar y ser amado. Va adquiriendo conocimiento sobre su cuerpo a medida que su madre le enseña cómo relajar un brazo tenso, o le ayuda a liberar los gases que le causan malestar.

 

Los estudios sobre el proceso de vinculación señalan que los padres se sienten mas cerca de sus hijos si pueden extraer una respuesta positiva de una serie de acciones. El masaje, que combina intimidad, comunicación, juego y cuidados, puede hacer que el progenitor se sienta mucho más competente.

 

La técnica concreta del masaje en este caso (que existe y es específica) resulta secundaria; lo que deviene fundamental es la perspectiva educativa que hay detrás de la concepción de la necesidad del masaje y de su entorno afectivo envolvente. El masaje obliga a la madre y al padre a tocar y a contactar emocionalmente, con las expresiones espontáneas y comunicativas del bebé o del niño pequeño. El masaje infantil busca el beneficio físico en el niño: “actúa en los seres humanos como lo hace el lamer en los animales” (Vímala Mc Clure) pero, sobre todo, representa un tiempo íntimo de escucha y contacto que por ser corporal lo es también emocional. El masaje obliga a pedir permiso al bebé o al niño, a mirarle a los ojos, a hablarle, a tocarle y a amarle profundamente. El masaje infantil refuerza los vínculos emocionales y afectivos con la madre, el padre, etc.

 

Especialmente para el padre occidental  el masaje puede representar una ocasión para acercarse a su bebé como lo hace la madre desde sus funciones de crianza:

 

 

 

 

 

“Así como la lactancia –con su intimidad, contacto cutáneo y comunicación cara a cara– proporciona un constante refuerzo al vínculo entre madre e hijo, el masaje corporal puede ser la vía equivalente que mantenga al padre en continuo contacto con el recién nacido”

 

 

(Vímala Mc Clure)

Bibliografia consultada

-Masaje infantil - Vimala Schneider Mc Clure - Medici - Barcelona

-Manual del Instructor de Masaje Infantil- Vimala Schneider- Asociación Internacional de Instructores de Masaje Infantil- 1992

-El sentido del tacto -  Ashley Montagu  - Aguilar

 

Trabajo de investigación “Enfoque bioético de la experiencia madre canguro”- Prof. Victor Barrios.

 

 

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